Lo confirmó Stella Li, vicepresidenta ejecutiva de la automotriz, que importará vehículos de manera directa y los venderá a través de distribuidores locales.
El gigante automotor BYD confirmó oficialmente que desembarcará en la Argentina. Lo hará como importador y la venta será a través de distribuidores locales. Si bien había rumores sobre el arribo, dado que la firma había participado de la licitación para quedarse con parte del cupo de unidades eléctricas sin aranceles que promocionó el Gobierno (pidió unas 1300), ahora fue la propia automotriz la que hizo el anuncio formal en Roma.
Se trata nada más y nada menos que uno de los mayores comercializadores de autos electrificados (eléctricos e híbridos enchufables) del mundo. Incluso, si se tiene en cuenta todo el mercado, en 2024 BYD fue la tercera marca a nivel global en ventas, con 3,83 millones de unidades, detrás de Toyota (7,98 millones) y Volkswagen (4,7 millones), según datos de la propia firma. Si se consideran todas las marcas del grupo (como la de lujo Denza) las ventas anuales llegan a 4,27 millones.
Además, el año pasado tuvo ingresos por 101.000 millones de euros (unos US$110.000 millones) y durante el primer trimestre de 2025, por 22.000 millones de euros (US$25.000 millones).
Para tomar dimensión, Tesla entregó en 2024 más de 1,78 millones de unidades en todo el mundo, con ingresos por US$97.690 millones.
La llegada a la Argentina será a lo largo del tercer trimestre de este año, si bien todavía la empresa no confirmó quién o quiénes serán sus socios en la distribución en el país.
“Recibimos muchas solicitudes de firmas que quieren ser concesionarios de BYD y vamos a elegir varios, en diferentes regiones, pero incluso en una misma ciudad podríamos tener dos o tres juntos”, adelantó Stella Li, vicepresidenta ejecutiva global de BYD, en diálogo con la prensa argentina, si bien no dio precisiones de aperturas porque aún se “está trabajando en los detalles”.
En cuanto a los modelos que arribarán en un comienzo desde China, pican en punta el Dolphin, un hatchback del segmento C 100% eléctrico; el Dolphin Surf, su hermano más pequeño (segmento A), que en América Latina recibe el nombre de Dolphin Mini y que en Europa cuesta alrededor de US$20.000, según la versión; y el Atto 2, un SUV del segmento B 100% eléctrico que hoy en la región está presente como Yuan Pro.
La expansión en América Latina incluye la puesta en marcha de una planta en Brasil (el segundo mercado para la marca, después de China), que comenzará a producir en junio. Está previsto que de allí salgan 150.000 unidades al año en una primera etapa.
En un futuro, estas instalaciones podrían ser el origen de las unidades que lleguen a la Argentina, aunque para ello compite con otras fábricas. “Puede ser desde cualquier otro país. Tal vez Europa, o Tailandia. También Brasil. Pero todavía no sé si la capacidad será suficiente”, aclaró Li.
El desembarco en la región estaba avanzado, pero faltaba la Argentina, porque no estaban dadas las condiciones que buscaba la empresa. “En los últimos años, la política y los gobiernos [anteriores] no apoyaron la economía. Entonces hubo mucha inflación, muchos problemas de credibilidad y no había libertad para transferir o enviar dinero. Así que esas eran condiciones nulas para lanzar una marca. No había oportunidad para invertir. Pero ahora estamos muy contentos de ver que el país se están abriendo. Entonces esto se convierte en una oportunidad. La Argentina es el tercer mercado más grande de la región. Y ahora está abierto. Por eso BYD acaba de decidir ingresar a la Argentina”, explicó Li, y se explayó sobre el cambio en el clima de negocios que observa: “Nos impresionó mucho. Y vimos que quizás, bajo el presidente actual, muchas cosas han cambiado. La economía se ha impulsado bastante. Su moneda se estabilizó. Luego, tienen más libertad para permitir que las empresas extranjeras operen y también para hacer transacciones de dinero. Y esto marca una gran diferencia. Creo que están convirtiendo el mercado argentino en uno más abierto. Recuerden que la Argentina solía ser el país más rico de América Latina y solía ser uno de los más grandes, llegó a vender casi un millón de autos”.
Respecto de los prejuicios que las marcas chinas pueden generar en un mercado como el argentino, Li dice: “En un país nuevo, con una nueva marca, siempre hay dudas. Pero para BYD es diferente porque ya es global. En el mercado global de vehículos de nueva energía (NEV, según sus siglas en inglés), tenemos una participación del 21% y la siguiente marca, solo 8% u 9%”.
Con todo, BYD deberá enfrentar una variada competencia en el país. Hoy en la Argentina en total hay 17 marcas chinas, traídas por ocho empresas importadoras: Grupo Belcastro (Baic y Skywell), Grupo Socma (Chery, JAC y DFSK -solo los utilitarios-), Grupo Car One (Great Wall, Haval y Changan), Famly (Jetour y KyC), Ralitor (Shineray, DFM, JMC y Victory), Grupo Corven (Foton y DFSK), Grupo Empresario Prieto (Maxus) y Eximar (Geely).
Un gigante en movimiento
BYD, que quiere decir Build Your Dreams (construye tus sueños) fue creada por Wang Chuanfu a fines de 1994 con foco en la fabricación de baterías para smartphones (hoy también hace componentes y 9 de cada 10 teléfonos tiene alguna pieza de la firma), y fue en 2003 que dio el paso a la producción de autos eléctricos, híbridos e híbridos enchufables.
“BYD en realidad es una empresa joven. Solo tenemos 30 años de historia. Pero en la industria automotriz tenemos solo 22 años. Ahora, como grupo, somos el sexto más grande, y como marca individual, la tercera”, repasó Li, quien también mencionó que la firma cuenta con cerca de 950.000 empleados, de los cuales 120.000 son ingenieros. “Tenemos 11 institutos de I+D y hemos invertido, acumuladamente, como US$24.000 millones. Solicitamos alrededor de 45 patentes por día hábil. Somos como una empresa de tecnología. Somos el Apple de la industria automotriz”, define.