Rodeado de la mayor parte de su Gabinete, Javier Milei llegó a la esquina de Pasteur y Tucumán minutos antes de las 9.53, el horario del toque de la sirena que conmemora todos los 18 de julio desde hace 31 años, el estallido de la bomba terrorista plantada por Hezbollá en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).

No dijo una palabra en público durante el acto, que presenció parado en tono solemne junto a su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el grueso de su gabinete. Aunque antes de entrar dijo a la prensa: “No vamos a parar hasta que se haga justicia”.

El año pasado, meses después de asumir, el jefe de Estado había participado del 30 aniversario del atentado. Pero entonces el Gobierno no había sido receptor de elogios directos y claros de parte de las autoridades de la institución. Esta mañana, en la voz de su presidente, Osvaldo Armoza, la AMIA le agradeció al Gobierno la postura de apoyo a Israel, sin medias tintas, en el conflicto con Hamas. “Celebramos que la República Argentina haya tomado la decisión de pararse en el lugar correcto de la historia. El apoyo expreso del gobierno nacional hacia Israel, particularmente en un momento tan dramático, es un ejemplo digno de ser reconocido”, dijo.

Milei, rodeado de los agentes de la Casa Militar y de sus ministros, escuchó con talante serio el discurso del dirigente de la mutual judía y los relatos de familiares de víctimas, canciones y rezos de homenaje, aunque no se lo vio llorar como en 2024. Se mantuvo en silencio todo el tiempo, excepto en su brevísimo contacto con los medios presentes al ingresar.

 

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