Los medios oficiales del Vaticano reconstruyeron este martes las últimas horas de vida del papa Francisco, destacando un gesto de profundo simbolismo: su último saludo a los fieles desde la plaza de San Pedro y el emotivo agradecimiento a quien lo ayudó a concretarlo.
Después de impartir el domingo la tradicional bendición Urbi et Orbi desde el balcón central de la basílica vaticana ante más de 50.000 personas, el pontífice pidió realizar un último recorrido por la plaza a bordo del papamóvil. La decisión no fue espontánea, sino fruto de una breve conversación con su asistente sanitario personal, Massimiliano Strappetti.
—"¿Crees que puedo hacerlo?"— le preguntó Francisco, según relató el periodista Salvatore Cernuzio de Vatican News . Strappetti lo animó a avanzar con la idea y acompañó el paseo, que se convertiría en la última aparición pública del Papa.
Al regresar, visiblemente emocionado, el papa le dijo a su asistente una frase que hoy resuena con fuerza en los pasillos del Vaticano: "Gracias por traerme de nuevo a la Plaza" .
De acuerdo a la crónica vaticana, el pontífice pasó una tarde tranquila tras esa salida, cenó con serenidad y descansó en la residencia Santa Marta. Al amanecer del lunes, comenzó a sentirse mal. Poco después sufrió un ictus que lo dejó en coma y finalmente provocó su muerte.
El gesto final del papa Francisco, quien siempre priorizó el contacto directo con la gente, quedó inmortalizado no solo por su significado personal, sino por representar la esencia de su pontificado: cercanía, humildad y entrega hasta el último aliento.