Fiambalá reafirma su lugar como uno de los destinos turísticos más atractivos y sostenidos de Catamarca, con propuestas que se mantienen activas durante todo el año. Diversidad paisajística, actividades de aventura, aguas termales y un acceso privilegiado a la cordillera de los Andes conforman una oferta integral que sigue sumando visitantes.
Este fin de semana se vivió un hecho histórico: más de un centenar de camionetas y una gran cantidad de vehículos menores alcanzaron el control del Kilómetro Cero, camino al Balcón del Pissis, uno de los paisajes más imponentes del cordón montañoso de Los Seismiles. La afluencia fue calificada como récord por referentes locales, destacando el creciente interés por este paraíso natural.
El entorno del volcán Pissis, el segundo más alto del hemisferio occidental, junto a la Laguna Azul, Laguna Celeste y el propio Balcón del Pissis, cautiva a turistas de todo el país y también del extranjero. Además, los días martes y viernes, cuando se habilita el tránsito internacional por el Paso de San Francisco, muchos viajeros continúan su travesía hasta la Laguna Verde, en territorio chileno, completando un circuito de alta montaña de características únicas.
Pero Fiambalá ofrece mucho más que paisajes de altura. Durante todo el año, miles de visitantes disfrutan de las Termas de aguas hipertermales, ubicadas al pie de la precordillera, y recorren localidades del valle de Fiambalá como Tatón, Medanitos y Saujíl, conocidas por su hospitalidad y riqueza cultural.
El Cañón del Indio, el Circuito de las Dunas -ideal para travesías 4x4 y sandboard-, y la ruta del vino con bodegas de altura complementan una propuesta que fusiona naturaleza, deporte, cultura e historia. A esto se suma una fuerte identidad local, reflejada en fiestas populares y tradiciones que enriquecen la experiencia del visitante.
Este crecimiento sostenido del turismo no es casual: responde a una política integral que apuesta por el desarrollo sostenible del territorio. La actividad se ha transformado en un verdadero motor económico para la región, posicionando a Fiambalá como la joya del oeste catamarqueño, lista para recibir al mundo los 365 días del año.