El Papa Francisco, fallecido este lunes 21 de abril de 2025, dejó una profunda huella en la historia de la Iglesia y también un emotivo gesto hacia Catamarca, al celebrar con alegría la beatificación de Fray Mamerto Esquiú.

Durante el Ángelus dominical del 5 de septiembre de 2021, el Sumo Pontífice saludó con entusiasmo la proclamación del fraile catamarqueño: "¡Por fin un beato argentino!", expresó con alegría ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. La ceremonia de beatificación se había realizado un día antes, el sábado 4, en la localidad de San José de Piedra Blanca, lugar de nacimiento de Esquiú.

Francisco destacó al nuevo beato como "un celoso anunciador de la Palabra de Dios para la edificación de la comunidad eclesial y civil", e invitó a los fieles a seguir su ejemplo de oración, apostolado, paz y fraternidad. "¡Un aplauso para el nuevo Beato!", exclamó, despertando la ovación de los presentes.

Fray Mamerto Esquiú nació el 11 de mayo de 1826 en Piedra Blanca, Catamarca. Fue miembro de la Orden Franciscana y se ordenó sacerdote a los 22 años. Su vida estuvo marcada por la enseñanza, la misión y la espiritualidad. Fue obispo de Córdoba desde 1880 hasta su muerte, ocurrida el 10 de enero de 1883 en El Suncho, también en territorio catamarqueño.

El recuerdo de Francisco hacia Esquiú refleja el profundo lazo espiritual que unió al Papa con su tierra natal, especialmente con las figuras religiosas del norte argentino. Hoy, al despedir al Pontífice, se reaviva también la memoria de aquel gesto de reconocimiento que vinculó al Vaticano con Catamarca.

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