Allison Parc dejó el escenario del ballet para meterse de lleno en el mundo del whisky, en un giro que pocos habrían imaginado. Fundadora y presidenta de Brenne Whiskey, se ganó un lugar en la industria por haber creado el primer single malt francés añejado en barricas de roble francés Limousin y de coñac.
Su mirada se formó a partir de una obsesión con el terroir, una idea muy presente en el mundo del vino, pero rara vez aplicada al whisky. Mientras trabajaba en importación y exportación de licores artesanales, encontró a un productor de coñac de tercera generación que destilaba whisky de malta. Vio el potencial y puso todos sus ahorros para mejorar y ampliar la producción.
En 2012, pedaleó por Manhattan con una bici y una carga especial: las primeras botellas de Brenne Estate Cask. Se agotaron en dos meses. Hoy, su whisky se vende en 35 estados de EE.UU. y en Francia. Ganó varios World Whiskies Awards y es la única persona que recibió tres veces el título de Embajadora Mundial del Whisky del Año otorgado por Whisky Magazine.